
Hay un raton en la cocina y siempre que le digo al gato que lo mate, se hace el loco o se tira en el sofa. Dice que no tiene tiempo porque esta muy ocupado, rascandose su panzita y quitandose las pulgas; si un raton supiera bien, Dios no habria inventado el whiskas. Ahora el gato tiene amigos artistas, un ganzo percusionista, un gallito trovador y me entere que el raton, además de ser una molestia es escultor vanguardista. Se desvelan tomando café, fumandose mis cigarros, el gato y su compañia de artistillas renegados. Hace poco más de un mes que el gato escribe canciones, y en la azotea algunas veces lo he escuchado cantando. Le hacen coro los bichitos y las estrellas le aplauden y los perros lo abuchean porque es un mal cantante; tiene cosas que decir, gatitas que le suspiran, y no me deja dormir el gato y su sinfonia. Y por más que yo le digo "chico vas por mal camino frecuentando esos gañanes, patanes, pelafustanes", pone su cara de lindo y me empieza a ronronear; de noche el muy descarado sale otra vez a cantar.